Otitis media aguda.
Tratamiento sintomático vs. tratamiento antibiótico
La otitis media es la infección bacteriana más común en pediatría después de las infecciones de las vías respiratorias. Los factores de riesgo más importantes son: edad entre 6 y 18 meses, varones, asistencia a guarderías, infecciones respiratorias concomitantes, tabaquismo pasivo y lactancia artificial. Las bacterias son aisladas en el 70% de los casos (neumococo entre un 30 - 50%, Haemophilus influenza 20 - 40% y M. catarrhalis 10 -15%). El 30% restante son virales.
Los signos y síntomas pueden ser específicos: supuración ótica, otalgia e hipoacusia, o inespecíficos: fiebre, letargia, irritabilidad, anorexia, vómitos, diarrea y cefalea. El diagnóstico se basa en la clínica y en la exploración otoscópica (disminución de la movilidad, abombamiento, opacificación y congestión del tímpano, perforación con derrame purulento).
En la actualidad existen dos corrientes con respecto al tratamiento: una a favor del sintomático y otra a favor del tratamiento antibiótico. La primera sugiere que los antibióticos ofrecen poco beneficio en la resolución de los síntomas y no mejoran de manera significativa los resultados a largo plazo. La segunda sostiene que en menores de 2 años o con patología subyacente, los antibióticos constituyen la mejor elección, de los cuales la amoxicilina es el de primera línea.
En niños mayores de 2 años con buen estado general se puede diferir la decisión 48- 72 horas, y sólo tratar si persisten los síntomas.
El paciente debe reevaluarse a las 72 horas del tratamiento antibiótico. En caso de buena evolución, se deberá completar 7 días; en los casos con complicaciones, en niños pequeños y/o con supuración se prefiere 10 a 14 días de tratamiento. Si la evolución es mala debe considerarse la rotación antibiótica ya que puede existir un patógeno resistente (Amoxicilina + Clavulánico).
Introducción
La otitis media es la infección bacteriana más común en pediatría después de las infecciones de las vías respiratorias. Es una patología predominante de los lactantes y niños pequeños. La mayor incidencia se encuentra entre los 6 y los 36 meses de vida, luego declina con la edad y se registra un nuevo pico entre los 5 y los 7 años, que coincide con el ingreso escolar. La otitis media aguda (OMA) origina, además, la consulta más frecuente en la práctica ambulatoria y está habitualmente asociada a una alta morbilidad y elevado costo en niños preescolares.
Alrededor de los 3 años de vida, dos terceras partes de los niños han tenido uno o más episodios de otitis media, y una tercera parte tendrá tres o más. La otitis media es menos común en el niño en edad escolar, el adolescente y el adulto.
Esta infección puede causar fiebre, dolor y compromiso de la audición. Por otra parte, es habitual que los adultos sufran las secuelas de las otitis medias de la niñez, como pérdidas auditivas, otitis adhesivas, supuración crónica del oído con o sin colesteatoma, etc.
En Argentina, con 700.000 nacimientos anuales, se estima que hay alrededor de 1.3 millones de episodios de otitis media aguda (OMA) por año en menores de 7 años (200.000 otitis media aguda (OMA) recurrentes). Por desgracia la incidencia exacta de otitis media en una población dada puede ser difícil de determinar debido a que se diagnostica tanto por exceso como por defecto.
El tratamiento antibiótico de la otitis media aguda (OMA) es un tema de debate permanente. Cualquier beneficio debe ser sopesado contra las frecuentes reacciones adversas, el costo y la creciente resistencia antibacteriana. Debido a que la mayoría de las otitis media agudas (OMA) se resuelven espontáneamente decidimos realizar una búsqueda bibliográfica en el intento de responder a los siguientes interrogantes:
• ¿La terapia antimicrobiana es de valor para todos los niños con otitis media aguda?
• ¿En qué casos es posible diferir el tratamiento antibiótico?
• ¿Cuál es el beneficio de tratar a los pacientes en forma sintomática?
Desarrollo
Anatomía Del Oído 1
• El aparato auditivo está formado por dos porciones: una periférica y una central.
• El oído externo, el oído medio y el oído interno constituyen la porción periférica.
• El nervio auditivo, con sus ramas cocleares y vestibulares, las vías centrales auditivas y los campos auditivos de la primera y la segunda circunvoluciones temporales, forman la porción central.
1) Oído Externo: comprende el pabellón auricular y el conducto auditivo externo.
El pabellón está constituido por un esqueleto elástico-cartilaginoso recubierto por piel.
Los repliegues cartilaginosos más importantes son: trago, antitrago, hélix y antihélix.
El conducto auditivo externo está formado por una porción fibrocartilaginosa que ocupa el tercio externo del mismo, y una porción ósea compuesta por el hueso timpanal y las porciones escamosas y petromastoideas del temporal, que constituyen los dos tercios internos.
El conducto auditivo externo se relaciona: hacia arriba, con la fosa craneal media; hacia abajo, con la parótida; hacia delante, con la articulación temporomandibular; hacia atrás, con la apófisis mastoides; hacia fuera, con el pabellón auricular; y hacia adentro, con oído medio a través de la membrana timpánica.
2) Oído Medio: está formado por la caja del tímpano, el antro mastoideo, el sistema celular de la mastoides y la trompa de Eustaquio.
a) Caja del tímpano: está revestida por una mucosa, la cual es una prolongación de la faríngea, muy delgada, íntimamente unida al periostio subyacente y cubierta de un epitelio cilíndrico y ciliado, con predominancia de células caliciformes en su mitad anterior. Contiene en su interior la cadena de huesecillos. Topográficamente se divide en epitímpano o ático, mesotímpano e hipotímpano. Hay que subrayar la importancia del ático o epitímpano por estar ubicados en la cabeza del martillo y el cuerpo del yunque y por ser asiento frecuente de importante patología del oído medio.
La caja contiene la cadena de huesecillos que en número de tres (martillo, yunque y estribo) conectan el tímpano con la ventana oval y están articulados entre sí.
El martillo es el más voluminoso y presenta: una cabeza, situada en el ático con la cara posterointerna articulada y otra anteroexterna que es libre, un cuello que está en relación con la membrana de Schrapnell y en cuya cara interna se inserta el músculo del martillo, dos apófisis, una externa y otra anterior y un mango dirigido hacia abajo y atrás que termina en espátula, incluido en el tímpano entre las capas fibrosa y mucosa.
El yunque es la pieza ósea más pesada, menos fija y la de más fácil luxación ante un traumatismo. Presenta: un cuerpo y dos apófisis. El cuerpo es aplanado transversalmente. Las caras superior, interna y externa son libres; la cara anterior se articula con el martillo, la posterior y la inferior proporcionan unión a las dos apófisis que separan en ángulo recto. La apófisis superior es horizontal, la inferior es descendente y vertical y se inflexiona hacia adentro en ángulo recto en su extremidad inferior para formar la apófisis lenticular, la cual se articula con la cabeza del estribo.
El estribo es el menor de los huesecillos y se compone de: una cabeza con un disco, cuya cara libre es articular; un cuello, largo y delgado, que presta inserción al músculo del estribo, y dos ramas o cruras, una anterior y otra posterior, que nacen del cuello y abordan la base o platina en ángulo recto; ésta adopta la forma arriñonada de la ventana oval a la que se le une por el ligamento anular.